miércoles, 9 de diciembre de 2015

Fuego amigo en Nafticó


Contrainformación en Siparo

Hoy aprovechando que era festivo, Gonfrask y yo hemos echado una partida en casa, con la calma que da tu propio hogar...

El mayor problema que teníamos era que ambos, como buenos imperiales, estamos luchando para que la Cruzada prevalezca sobre el Caos y la corrupción de Nafticó.

Las reglas dicen que cuando esto ocurre, una vez finalizada la partida, se tira un dado que determina que bando se lleva el punto, pero decidimos hacerlo de otra forma. Así que he pintado un marcador que indicara que uno de los bandos estaba actuando conforme información errónea.

Hail Hydra!
Efectivamente, ¡un malvado siervo de la Hidra estaba envenenando las siempre frágiles alianzas entre las distintas facciones del Imperio!

Durante el principio de la batalla, además de elegir misión, planeta, zona de despliegue, elegimos quien de los dos iba a tener el traidor entre sus filas y... ¡me tocó a mí!


A los efectos de la partida, el marcador debía colocarse en una unidad y, si esta era destruida durante el fragor de la batalla, otorgaba un punto de vórtice a Gonfrask, mientras que su supervivencia me lo daba a mí.

Bajo el engaño del Legionario Alfa, los Águilas Rojas, con la misma lista con la que me enfrenté a Lord Príncipe debían derrotar a las Hermanas de Batalla.

Desplegué primero y coloqué el marcador, como se aprecia en la fotografía, con el Cañón Tormenta.
Rápidamente, tras haberme robado la iniciativa, el cañón fue objeto de las atenciones de las Dominium de Gonfrask, pero la confusión de enfrentarse a un aliado truncó las tiradas de las Hermanas, que no pudieron destruirlo en el primer turno. No tuvo la misma suerte el Land Raider, que explotó matando a uno de los exterminadores en su interior.

Mi primer turno fue algo más ajetreado, la primera cápsula cayó para acabar con uno de los exorcistas, y de paso alguna Repentia, ambas cosas fueron logradas con éxito. Por el centro, los cuatro exterminadores que quedaban despedazaron a las Dominium.

La respuesta de las Sororitas no se hizo esperar, y las Serafines bajaron de los cielos para terminar el trabajo iniciado por sus hermanas fallecidas, junto con su transporte con cañón de fusión. No obstante las hermanas se dispersaron lo suficiente para no suponer un problema para el Cañón Tormenta  y el tanque no pudo destruir el arma(¿Quizás el Legionario interfirió en sus sistemas?). Las Repentia destruyeron una escuadra de combate, mientras otra soportaba grandes bajas por el fuego enemigo, y mi Rhino fue inmovilizado.

En mi turno, pude devolver el favor, matando las suficientes Serafines como para hacer que huyeran lejos de mi cañón, que castigaba con moderado éxito su retaguardia. La Stormtalon, recién llegada al campo de batalla, trató de destruir el cañón quad enemigo (que me daba un punto), pero no fue posible. Cuando iba a asaltar al tanque con los exterminadores, saqué un maravilloso doble 1... en terreno difícil. Debería soportar su presencia un turno mas.

El tercer turno decantó la batalla a mi favor, en una combinación de mala suerte y buenas tiradas que hizo que Gonfrask se quedase sin capacidad de respuesta frente a mis tropas, y ambos sin tiempo para seguir jugando...

Así todo, la batalla terminó con un resultado de 4-7 a favor de los Marines y de... sigh... Los defensores de Nafticó. Victoria agridulce para los Águilas Rojas.


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